Ella era frágil, vivía en su mundo, era feliz con lo que tenía, era su lugar favorito al que siempre regresaría, ella se aferró a la tierra como nunca lo había echo con ningún otro planeta. Pero inesperadamente, sin previo aviso, sin piedad, alguien la empujó, la dejó caer de su órbita y cayó muy inconsciente de lo que sucedía, con los ojos llenos de lagrimas y una sonrisa de tristeza, seguía sin entender pero sabía que era el fin, sabía que no había retorno, sabía que esta era ultima vez.
Se perdía en la oscuridad estelar, su cuerpo rozaba asteroides, meteoritos, rocas del espacio, rocas de gas, satélites, cometas, estrellas fugaces. Mientras caía observó lentamente a su amado planeta a lo lejos, lleno de colores, lleno de vida, muy redondo y reluciente, girando al rededor del sol como de costumbre, no veía otro igual en el espacio, ni las estrellas, no se comparaba ni a Venus ese misterioso Astro, ni a Mercurio el planeta más cercano al sol, ni Marte el fuerte y rojizo planeta, ni Júpiter el planeta más grande del sistema solar, ni Saturno con su anillo que lo llena de esplendor, ni Urano llamado el Díos del espacio, ni Neptuno llamado el Díos de las aguas. No había comparación.
Mientras se alejaba paso cerca al único satélite natural de la tierra, su segundo lugar favorito, la Luna, casi pudo tocarla, era rocosa y de color gris, muy estudiada por los humanos, iba a una velocidad espacial reconocida por un astronauta, pero no podía situarse admirarla un poco más, la gravedad era muy densa y su cuerpo no tenia estabilidad. No podía detenerse. Solo seguía cayendo, ya no podía visualizar ningún satélite a su alrededor. Atravesaba un hoyo negro y fue arrastrada hasta un pequeño planeta. llamado también roca, satélite, o lo que fuera.
Este oscuro y siniestro planeta que marca el límite del sistema solar, totalmente olvidado, alejado 6.000 millones de kilómetros de su amada Tierra, recibe un nombre especifico pues nada que asemeje a un Dios interesante o poderoso como los otros planetas, este se asemeja a el Dios de los infiernos, situado en las profundidades de la Tierra. Conviviendo con objetos similares a este minúsculo componente del sistema solar, el olvidado y lejano Plutón que se esconde en el limite del universo.
Ahí aterrizó de su larga caída, sacudiendo su vestido y cruzando los dedos, sentada al borde de la roca, mirando hacia los lados, con los ojos que brillaban como la primera ves que descendió, con su mirada perdida y el cabello negro tan largo que podía cubrir sus rodillas. Y aceptó su nuevo destino, aceptó amar en silencio, tenía que aprender que en esta galaxia, en su universo, en el espacio, no se puede amar demasiado a nada. Finalmente suspiró y acarició con sus suaves manos su nuevo hogar, su nuevo mundo, sabía que no podría volver amar como amó a la tierra, pero tenía que seguir viviendo con ese hermoso recuerdo en su memoria.
“Ojala que el amor que siento por ti, fueran como los cigarrillos que fumo; Duran poco, son ligeros y cuando se acaban puedes encender otro rápidamente.
Nunca me rendí nunca lo olvide, ahora entiendo todo, tal vez más que tú, tal vez igual.
Éramos jóvenes, llenos de vida, llenos de sorpresas, llenos de inmadurez, llenos de recuerdos en común.
Entendí que en esta vida llena de mierda, lo único que nos queda es el alma, porque los recuerdos pueden destruirnos, las personas dañarnos y los momentos más hermosos se olvidan con el paso del tiempo.
Entendí que no puedes pedirle a alguien que no te deje, no puedes pedirle que se quede contigo para siempre, no puedes retener lo que está destinado a irse, porque cuando menos lo esperas, el momento llega, las personas se van, algunas sin despedirse, otras con un aviso que te adormece el corazón, dejándote un vacío muy adentro, de esos que te cuesta sonreír
Algún día me voy arrepentir de todo lo que hice y voy llorar tanto que no quedará nada de mi, lloraré hasta que mi alma toque fondo y mis huesos se debiliten, hasta obtener el último suspiro de alivio, podré mirar la oscuridad y mis lagrimas tocarán mis labios, todo mi rostro estará húmedo de dolor y lloraré porque estuve a tiempo de haber cambiado mi futuro, pero lo hice como un imbécil que huye y deja dolor a su paso.
Una casa en el cielo, muy arriba, tocando la superficie estelar, adornada de estrellas, con una media luna y un camino delgado, para poder recorrerlo sin miedo, hasta llegar al borde mirando el abismo que me rodea, sin nada más que ver, sin nada mas en que pensar, sin nada mas que esperar, con un leve recuerdo en mi mente que aún me atormenta
Tengo que pretender que no me duele, que ya no estés aquí, que no me duele que poco a poco yo me esté muriendo de amor por ti. Tengo que pretender que no lloro cuando me quedo solo, que no me duele ni sufro cuando alguien me pregunta porque te perdí, pobre este amor que yo traigo en el alma que no me deja vivir.Y muero, la gente no sabe que muero, yo a veces no sé lo que quiero, si olvidar o correr junto a ti. Vuelve que muero, hoy sé que he jugado con fuego y a pesar de todo yo espero que otra vez volverás junto a mí, nuestro amor perdido, no puedo creerlo, que sea verdad, nada en el mundo me importa, porque tú no estás.
Existen dos cuerpos que se unieron por casualidad y la circunstancia del destino, amándose sin control suspirando uno por el otro.
Lo único que hacía falta era una caricia para despertar aquella llama oculta. Las miradas no faltaban para entender el por qué a escondidas. El tiempo es un mísero en esta época donde amarse es un privilegio y tocarse es una de las razones para sentirse vivos.
*Ella siente la ilusión, que nadie puede despertar, el roza su piel al compás de las sabanas, se miran a los ojos y los corazones empiezan a latir de prisa, el ardor que sienten al rozar sus labios es intenso, la emoción esta en aquella habitación que esconde travesuras, pasión y sentimientos encontrados, verse a escondidas es un juego que destapa la más tierna ilusión de un adolescente. Ella siente la tibieza de sus labios que no encuentra en otro lugar. Cada abrazo, cada sonrisa, cada mirada, se desarman por completo, se pierden en este mundo basto y lleno de miseria, solos son dos cuerpos amándose guiados por la euforia de caricias.
Nada les falta, nada recuerdan, nada de remordimientos, son solo dos. Cada mañana ella despierta recordando aquella travesura, la sonrisa se dibuja en su rostro. queda perpleja recordando detalles, solo quiere volver a verlo. Solo quiere volver a sentirse deseada, solo quiere ser amada por completo y olvidar hasta el nombre que posee.
No encuentra ninguna satisfacción hasta ahora, que despierte sus 5 sentidos. Posee la ternura que aquel hombre le dejo aquella noche. Recuerda esos sensuales movimientos y sola vuelve a la realidad y comprende que solo desnuda su alma a escondidas siempre a escondidas.
Ya nada se puede ocultar, las travesuras empiezan a ser más ardientes, nada los detiene, solo la decisión que él toma, es alejarse y ceder, olvidar y entender que no se podrá, que la pasión la puede encontrar en otro lugar, y que aquella mujer jamás será suya. Jamás serán uno solo siempre serán dos cuerpos llanos, amándose a escondidas y sin control.
SIN REMORDIMIENTOS, SIN RECUERDOS…
SOLO SON DOS CUERPOS QUE ENTREGAN SU ALMA EN AQUELLA HABITACIÓN A ESCONDIDAS, SIEMPRE A ESCONDIDAS
Se perdía en la oscuridad estelar, su cuerpo rozaba asteroides, meteoritos, rocas del espacio, rocas de gas, satélites, cometas, estrellas fugaces. Mientras caía observó lentamente a su amado planeta a lo lejos, lleno de colores, lleno de vida, muy redondo y reluciente, girando al rededor del sol como de costumbre, no veía otro igual en el espacio, ni las estrellas, no se comparaba ni a Venus ese misterioso Astro, ni a Mercurio el planeta más cercano al sol, ni Marte el fuerte y rojizo planeta, ni Júpiter el planeta más grande del sistema solar, ni Saturno con su anillo que lo llena de esplendor, ni Urano llamado el Díos del espacio, ni Neptuno llamado el Díos de las aguas. No había comparación.
Ruleta de la vida 